"Yo siento que nací en otro planeta y me estoy tratando de adaptar a éste" - Entrevista a Mati Mormandi.


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Programa N° 626. Entre la gran cantidad de música que se editó en 2017 hay que reparar en Quaderno vivo, el nuevo material de Matias Mormandi. Es una reelaboración en vivo y en estudio de Cuaderno abrido, un disco que fue compuesto, arreglado, grabado y tocado por él mismo entre 2001 y 2002. Para dar una idea de la manera en que circuló en aquellos años, pensemos que se copiaron 100 CDRs que después fueron regalados por el músico. Hoy todo cambió bastante, no así la calidad de aquellas composiciones a las que se suman otras cinco que provienen de discos como Amor Mortal, Kmbalache o Dame mi mano.

"Cuaderno abrido es un disco que durante años no se pudo tocar porque yo tengo dos manos y una voz nada más -nos dijo en una charla que compartimos al aire en dos partes. Mauri Ermann [teclados y voz], Natasha Stermman [voz], Melina Moguilevsky [teclados y voz], Andrés Villaveirán [teclados y voz] y yo nos pusimos a repartirnos las funciones de todo lo que sonaba. Agarramos todo ese repertorio y lo reprodujimos. Después el grupo se fue transformando en una familia orgánica de música y empieza a sonar a su manera. Fue escuchar mucho la grabación original hecha con minisdisc capa sobre capa, no hubo nunca una mezcla, es muy low fi".

- ¿Cómo te llevás con la tecnología?

- Yo empecé antes, cuando la computadora era la Comodore. Empecé con el MIDI en la época del MIDI. Yo era chiquito, tenía 14 o 15 años, pero ya tenía un sequencer, era el año 90. Yo ví cómo creció todo, pasamos de los DX7 a los Korg. Ví cómo fue cambiando el sistema de tecnología en audio y en computación mucho más rápido otros, porque estábamos programando baterías y teclados desde los ochentas, y son computadoras, entonces a medida que eso fue creciendo... No todo el mundo tenía computadoras en ese momento (...) Yo tocaba piano desde los cuatro o cinco años, pero era otra cosa. Existía el órgano, que era algo grotesco para lo que son ahora, pero ya la cosa electrónica, los sintetizadores, los teclados estaban en el aire. En ese momento era más caro un órgano, un teclado o un sintetizador que un piano. Ahora es al revés. Se dió vuelta mucho el mundo. Yo siento que nací en otro planeta y me estoy tratando de adaptar a éste. Hasta hace poco creía que podía volver al anterior o irme a otro.

- ¿Y cómo es esa lucha? ¿Cómo se convive con eso en el arte?

- Creo que como con todo lo otro, ¿no? Todo es más fácil, rápido y al pedo. El teléfono es como una computadora, ya ni siquiera es un terléfono. Todos lo tenemos... o casi todos. Y eso se mete en todo (...) A mí me gusta la matemática, la filosofía antigua, la música, la armonía, la aritmética, los chinos, el I Ching... todo eso lleva a que hoy se desarrolle la tecnología inteligente. Es totalmente natural y me gusta todo eso también. Y lo que más me gusta son las intenciones de las personas usando eso como una herramienta y no siendo usadas.

"No voy a querer algo en lo que no esté incluido nadie, no haría algo para que alguien no lo escuche. Yo me escucho. ¿Viste cuando cocinás y comés algo que cocinás? Para mí la música es eso, es algo casero y yo la escucho mucho"

A medida que fue avanzando la charla hablamos de cómo aparece eso en su música y de cómo compone. Muchas de sus canciones están hechas de retazos, formas, sonidos y géneros que anidan en el continente, sobre todo en los países limítrofes. Se nota que Mati escuchó atentamente la música uruguaya (¡Mateo y Fatorusso queridos!), la música brasilera (ama a Caetano), que anduvo por nuestro litoral y que camina las calles de Buenos Aires. No olvidamos que vivió en España y que centromérica también aportan lo suyo en algunas pieza. Con toda esa música en la cabeza, en sus canciones busca tender un puente con el otro quizás como un modo de no quedarse solo. Será por eso que a la hora de componer piensa no sólo en él y su gusto, sino en un posible diálogo con el escucha. "Hay un interlocutor fantasmal al que siempre le estoy cantando y componiendo. Lo que yo quiero está incluido en los demás. No voy a querer algo en lo que no esté incluido nadie, no haría algo para que alguien no lo escuche. Yo me escucho. ¿Viste cuando cocinás y comés algo que cocinás? Para mí la música es eso, es algo casero y yo la escucho mucho", cierra.

Escuchan el programa completo acá:

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En el programa arrancamos hablando de la película Eat that cuestion: Frank Zappa en sus propias palabras. Se da en el BAMA y muestra lo corrosivo que podía ser Zappa más allá de su música (porque si: existía un mundo por fuera de su música).

También encontrarán una comunicación telefónica con la investigadora Marcela Rebón + una coversación en piso con el poeta Álvaro Urrutia (ambos tendrán sus post en breve).

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