Festival de Danza Contemporánea de Bahía Blanca. Algunas anotaciones y entrevista a su programadoras.

A mediados de octubre se llevó a cabo la tercera edición del Festival de Danza Contemporánea de Bahía Blanca. Una vez finalizado, nos sentamos a charlar y hacer un balance en caliente con sus programadoras Carla Pucci y Rosina Gúngolo. "No queda otra que ser gestor artista para seguir expresandose", nos dijeron.

 (Fotografía: Sofía Grenada)

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Por Maximiliano Diomedi

Entre el 13 y el 16 de octubre se desarrolló en Bahía Blanca el 3er Festival de Danza Contemporánea. Estuvimos allí como parte de la obra que dirige Fabián Gandini, En la boca de la tormenta. Los trabajos que conformaron la grilla fueron selecciondos luego de una convocatoria abierta y las funciones se desarrollaron en dos salas: el Teatro Municipal y Factor C. Su patio trasero fue un centro cultural llevado adelante con amor, trabajo, arte y militancia llamado  Pez Dorado.

Bahía Blanca, en estos últimos años, se volvió un lugar más amable gracias a la proliferación de artistas y gestores que le ponen el cuerpo a una transformación que es lenta (cultural), pero que avanza. Así se percibe a la distancia. Es un hacer que se recuesta -sabiéndolo o no- en una tradición que siempre enfrentó a las estructuras anquilosadas de la ciudad, al conservadurismo, a la concepción del arte como algo elitista y para pocos.  

El proceso de crecimiento de los espacios culturales y -consecuentemente- la proliferación de conciertos, obras, lecturas y todos los etcéteras que querramos es el resultado de años en los que hubo un acompañamiento mutuo entre Estado y comunidad artística. Es una relación no fácil que carga décadas de desconfianza mutua. Recuerdo unas palabras de Sergio Raimondi a este blog días después de su renuncia al Insituto Cultural a fines de 2014: "¿Será posible, con esta política cultural, generar las bases para que el artista se repregunte cuál debería ser, en este momento particular de la historia, su relación con el Estado? Es un tema dificilísmo porque el artista está formateado históricamente", nos dijo. La respuesta a la pregunta de Raimondi es sí. Los artistas y gestores retomaron el guante y siguen (y seguirán) creando y sosteniendo una movida que sufre tanto lo económico como la falta de respuestas de la nueva gestión municipal del locutor radial Hector Gay (CAMBIEMOS), que pone resistencias a las demandas de los creadores locales a la vez que recibe alegremente mendrugos del mercado mandados por la provincia como el AcercARTE.

Sonará extraño, en este contexto, leer que una de la tres patas en que se apoya el festival es la del Teatro Municipal. Su director, el músico Enrique Agesta, es un hombre de la comunidad artística con mirada amplia que ocupa el cargo desde hace muchos años. Es otro ejemplo de la complejidad con la que hay que analizar el funcionamiento de ciertas movidas culturales que no son dependientes de la pata estatal, pero que con una mano de alguien ahí dentro ocupando un cargo estratégtico se amplifican mucho más. Ni imaginar si ese espacio ganado y forjado por prepotencia de trabajo se complementara con una política cultural (municipal) amigable

Voy al grano: dan ganas de visitar la ciudad cada vez más seguido al percibir ese espíritu arrollador de personas a las que no conozco demasiado. Pero los huelo, los veo hacer, producir, equivocarse, levantarse, putear, correr el límite de lo posible, pensar artísticamente. Algun@s hasta decidieron volver al pago después de unos años de estar afuera para transformarlo desde adentro

A contrapelo de aquel fabuloso título de Mallea que decía que Todo verdor perecerá, este grupo que nos recibió ese fin de semana tira por tierra con el clima de época nacional, provincial y municipal que llegó para instalar el enfriamiento. 'Nada de perecer', parecen decir. A arremangarse e ir por un nuevo festival el año que viene.

Abajo queda un fragmento de la charla con Carla y Rosina. Hacen un balance del encuentro y nos cuentan los pro y los contras de hacer un festival en BB, poniendo especial énfasis en la importancia de convertirse en un gestor artista.

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 (Fotografías: Nexo)

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- Dos días después de finalizado el festival, qué reflexión hacen.

- Carla:  Lo primero que surge -más allá de la emoción y de la conmoción, porque fue un trabajo muy intenso-, es ganas de seguir creyendo en esta propuesta de trabajo como plataforma de desarrollo y de promoción de la danza contemporánea local. Y ganas de seguir articulando con la escuela, que es un espacio de formación y de diálogo con los jóvenes estudiantes que están en un proceso de proyectarse como artistas, cosa que no es tan fácil en Bahía Blanca más allá de la docencia. Esto es lo primero. Lo segundo es seguir trabajando en las redes. El pensamiento más fácil sería abrir hacia la capital, pero hay que abrir hacia el sur. Es importante fortalecer esa red de vínculos con otras estructuras organizativas de estas características y poder seguir generando diálogo y trabajo en comunión y en equipo.

- Rosina: Lo que genera el movimiento y el encuentro es inexplicable. Hay muchas ganas y muchas cosas que decir, esta plataforma las contuvo y eso es... no sé como decirlo con palabras, pero es algo que se necesitaba y que se estaba pidiendo hace mucho: que haya un festival. No es casual que sea ahora y que se materialice de esta forma, que cada vez tenga más ideología, más convocatoria, más aceptación. Es estar instalando algo convencidos y ser un poco arengadores.

- Es un festival donde están vinculados el Teatro Municipal (o sea el municipio), la escuela de danza (que es provincial), y ustedes como programadoras junto a un montón de gente que trabaja. En lo que respecta a la programación, se nota que han trabajado en una apertura y no sólo en las estéticas que les interesa a ustedes como individuos. ¿Cómo se trabaja eso?

- Carla: Se trabaja (risas). Respecto del teatro, ahí tenemos que darle la derecha a su director [Quique Agesta] que es un promotor de distintas actividades. El teratro es disparador y formador, es un teatro escuela además. Sin su decisión o voluntad política de que esto se haga no hubiese sido posible, ni en lo presupuestario ni por lo que implica mover un festival de estas características. A la vez está la escuela como espacio formador, que es un espacio provincial, y obviamente no tiene razón de ser un festival si no tiene un diálogo con la gente que se forma en esto.  ¿Cómo entramos nosotr@s, los trabajador@s de la danza? Lo que nos propusimos es ser lo más abiertos posible. No hay una manera de hacer, son muchas verdades y muchas formas de decir, y tratamos de ser lo más amplios posible en cuanto a la convocatoria para que se muestre y se vea la diversidad, sobre todo para los jóvenes creadores y estudiantes.

"A Bahía no vienen obras de danza nunca, entonces el festival es un shock. Ya se espera"

- Rosina: Este festival tiene tres años. Estamos estudiando lo que funciona y lo que no. Es importante el diálogo entre el teatro, la escuela y los artistas que empiezan a gestionar para poder tener un lugar. Empezaron a suceder un montón de cosas, atajamos algunas, otras nos quedan y eso el lo bueno de sostener algo, es reflexivo y no queda otra que ser gestor artista para seguir expresandose.

- Carla: Somos gestores culturales. De hecho estamos planteándonos que esto pueda instalarse como un espacio permanente y para eso tenemos que accionar con la municipalidad para que haya una ordenanza que lo garantice, independientemente de la voluntad política de turno, y que sea una reivindicación. La danza siempre va un poco atrás en los procesos de reflexión y de discusión como si la cabeza no fuera parte del cuerpo (risas). Es un ejercicio que como parte del festival exista este espacio de pensamiento en torno a este arte.

- Justamente con eso, con generar reflexión, discusión y debate, tiene que ver la decisión de incluir en la programación estéticas que van de cuernos con lo que puede llegar a ser la propuesta de la escuela de danza o del mismo teatro. ¿Cómo son recibidas esas otras propuestas?

- Carla: Tuvimos total libertad para definir las estéticas libremente. Hubo total confianza, justamente por ser artistas del medio. 'Se presentaron estas propuestas, abramos el juego a esto', dijimos.

- ¿Y de parte del público qué pasa?

- Carla: Como el festival tiene tres años, hay un trabajo de formación del espectador que observamos que año a año fue creciendo, no es casual.

- Rosina: Es que es la única posibilidad de ver obras. A Bahía no vienen obras de danza nunca, entonces es un shock. Ya se espera.

- Por eso la idea de institucionalizarlo y que forme parte de la agenda cultural.

- Carla: Si, en un sentido amplio. Que haya danza.

- Rosina: Que sea una reflexión para el estudio. Está enfocado a que el artista que se está formando pueda seguir preguntándose por su modo de producción. La escuela es una estructura fundamental para el desarrollo del bailarín-creador en danza contemporánea, pero entra en crisis cuando se asoma la etapa salida laboral. El festival generó encuentros para este tipo de reflexión que potencia el perfil del alumno. No es que todo va para un lado, sino que tenés esto, esto, esto y esto. Y es danza, no lo ponemos en performance o videodanza. Es danza.

- Carla: Eso es algo que pensamos mucho.

- Rosina: Sí, que sea una obra de danza y se pueda ver más rizomático.

"La escuela es una estructura fundamental para el desarrollo del bailarín-creador en danza contemporánea, pero entra en crisis cuando se asoma la etapa salida laboral". 
- ¿Cómo vive un artista vinculado a la danza en Bahía Blanca? Y aprovecho para intercalar la pregunta por el dinero y por la subsistencia, el trabajo y la salida laboral. ¿Es muy distinto a otra parte del país?

- Carla: Es como decía Rosina antes, en lo local hay una formación para algo que es difícil después. Verse como artista de la danza y vivir como artista de la danza en el medio local es difícil.

- ¿Cuáles son las características del medio local?

- Carla: (risas) Es una ciudad muy conservadora desde la concepción política y social. Culturalmente está creciendo y está desarrollándose muchísimo en este último tiempo, sobre todo en lo teatral. El teatro lleva la delantera en cuanto a poder apropiar espacios y formas de organización.

- Rosina: Las cinco escuelas que están desde hace tiempo forman. Hay algo que se desborda de artistas, mucha música, mucha poesía, mucho artista plástico. Por ser una ciudad grande pero no tanto tiene muchas escuelas públicas provinciales de arte. Hay algo ahí.

- Carla: Este último tiempo ha crecido la cosa, sobre todo con la modificación de la ordenanza se han podido crear espacios y centros culturales que han motorizado muchísimo el desarrollo de la práctica. Hay salas, espacios, que van impulsando distintas expresiones. Y eso también colabora porque llega a distintos lugares y se sale un poco del teatro.

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