"Me dieron justo en los puntos que yo necesitaba como para acomodarme las tuercas, pegarme un buen susto y no matarme". Entrevista con 'El Gnomo' Martín Reznik.


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La noche del 19 de mayo Paul Mc Cartney tocó en la ciudad de La Plata. Martín Reznik -El Gnomo- estuvo ahí escuchando emocionado una canción tras otra sin parar de pensar que ese momento preciso era lo más próximo que había estado de alguien cercano a Jonh Lennon, artista adorado. Terminado el concierto emprendió el regreso a Capital Federal en el auto de un amigo que lo dejó en la esquina de Sarmiento y Medrano, barrio de Almagro, para tomar el colectivo 71 que lo llevase a su casa en Villa Urquiza. Eran las 2 y media de la mañana. Apenas llegó a la parada, se detuvo y cayó en la cuenta de que había sido seguido por cuatro pibes que lo apuraron con un revólver y un cuchillo. Atinó a darles todo lo que tenía encima y ya no recuerda más, apenas que se despertó un par de horas después (todavía en la calle) y que fue trasladado en ambulacia al hospital. Luego de unos días en terapia intensiva lo pasaron a una habitación común. 

Le dejaron algún rayón: dos marcas de culatazos en la coronilla y un golpe atrás del oído que le comprometió toda la zona. Hoy ya está en su casa y muy bien. Recibió la visita de amigos que le fueron a cantar suavecito, un modo de ir sanando de poco y de poner en práctica una creencia que lo acompaña desde hace tiempo: que la música cura. Nosotros fuimos a cantarle y aprovechamos (a pedido del propio Gnomo) para grabar una extensa charla en la que hablamos de algunas cosas que pensó en estos días de intenso reposo. "Lo que me pasa ahora es que al recibir una violencia sobre mi cuerpo, eso me está haciendo expulsar las cosas que pienso", nos dijo.

Sus reflexiones van de las conexiones inconscientes entre las personas a la publicidad, de la dimensión ancestral de la música a los pibes que lo asaltaron, del rol de los músicos a las ideas de merecimiento.

Un fragmento lo pasamos el sábado en la radio y lo pueden escuchar ACÁ. La conversación completa y desgrabada abajo.

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- ¿Qué pensabas? 
 

- En todos los items que siempre tocamos, pero más hondamente.

- O sea, en la música también pensaste.

- Pensé mucho en la música, en el rol de la música, en el rol del artista en la sociedad, pensé en la sociedad, en...

- ¿En estar vivo?

- En la vida. Pensé mucho también en... ¿cómo decirlo? En la forma en que se puede intentar solucionar las cosas... muchas cosas a la vez...


- Empezando por lo personal, una de las más flasheras es esto de que tanta gente amiga o conocida, en el momento en que estabas internado, haya pensado en vos o vos te les hayas aparecido en su cabeza. Como si nos hubieses ido a tocar la puerta a cada uno de manera diferente. Cuando me escribiste para contarme lo que te había pasado, la noche anterior yo había estado en la puerta del hospital, una zona por la que no ando nunca. Un modo inconsciente de estar cerca también. Y me contabas que te pasó mucho eso.

- Si. Muy sorprendente. ¿Estás grabando ya?

- Si.

- ¿Querés que lo cuente a ver si queda algo?

- Si, yo quiero que charlemos.

- Charlamos, dale. Me escribió un amigo que se enteró cuando lo hice público y me dijo que unos días atrás soñó que me había muerto. Mi ex novia me escribió que soñó que me torturaban y que me daba la mano; ella está en otro país y no hablamos hace un montón. También me escribieron dos amigas que soñaron conmigo. Me contó Felix Torre que haciendo un trabajo de danza muy intenso con su compañía de teatro en un momento se vió como si él estuviera habitando el cuerpo de una persona a la que llevaban en camilla por un hospital y no entendía por qué se vió en eso...

- Tremendo.

- Re loco. Pero no es loco en realidad. Me parece que estamos acostumbrados a lo tangible y también a creer que lo normal es lo que reina. Digamos, todas las cosas que son señaladas como místicas ('te crees místico') en realidad forman parte de la realidad, lo que pasa es que no estamos abiertos a ese tipo de conexiones, pero son parte de lo que vivimos. Las conexiones entre las personas van mucho más allá de lo que estamos acostumbrados. Estamos acá, charlamos, pero hay un plano que está ligado a través de lo emocional, el inconsciente y los sueños. Las personas somos mucho más de lo que creemos que somos. Nos acostumbramos a vivir bajo esos límites, no nos permitimos explorar otras dimensiones, entonces vivimos nuestra vida a través de las creencias que definimos. Definimos nuestra personalidad, yo soy esto y creo en esto, y de repente viene alguien que te dice que hay un mundo que no es tan así, no es todo tan concreto, el tiempo de los relojes no es tan así, el espacio tampoco. No sé...

- Hace poco con los Grillos grabaron 'A través de los sueños'. 

- Es una canción que habla de eso. El otro día hablaba con un viejo amigo con el que nunca habíamos hablado estas cosas. Yo le contaba de mis experiencias con plantas y por primera vez me contó que desde muy chiquito tiene viajes astrales. Al comienzo, cuando era más joven, no se permitía explorarlos por miedo. Pero ya más de grande, a partir de los veintipico, se permitió abandonarse a esas sensaciones y le pasó que estando su abuela enferma se acostó a meditar y fue más allá en esa sensación corporal, se permitió abandonarse, se despegó del cuerpo, fue a visitarla, y estuvo toda la tarde con su abuela. Al otro día, la madre lo llama y le dice: 'Che, me contó la abuela que la fuiste a visitar'. Y él no había salido de su casa. Yo creo que tiene que ver con niveles de sensibilidad, a medida que nos podemos abandonar a eso no hay límites en los campos que puede atravesar la percepción humana.


- A mi me pasó el año pasado. Una mañana me levanté y había soñado con un amigo de la primaria, que además es músico, Lucas Giotta, que ahora vive en La Angostura. Y uno no siempre recuerda lo que sueña, pero yo recordaba perfectamente que había soñado con él, que habíamos caminado por Bahía, nos tomábamos una cerveza por la calle y nos deteníamos en la puerta del edificio donde él vivía. Me hago unos mates, prendo la compu y tenía un mensaje de Lucas: 'Maxi, te escribo ahora porque si no lo hago después se me olvida. Anoche soñé con vos'. Y yo había soñado con él. Increíble. Primero me quedé helado y después le conté.

- Está lleno de ese tipo de anécdotas. Hay muchos campos de vida que no son plasmables y tienen que ver con una apertura de sensibilidad, de conciencia. El otro día ví un reportaje a Paul Mc Cartney y el tipo de La Viola le preguntaba si no extrañaba tocar con los Beatles. Y él dijo una cosa muy linda: 'No, yo me encuentro con ellos en sueños, tocamos y es hermoso. En los sueños seguimos compartiendo la música'. ¿A vos te parece que eso no es real? ¿Quién dice que porque una persona no vive entre nosotros deja de existir?

- Y eso fue siempre algo a lo que vos le diste vueltas ¿no? No es que te pasó después del accidente.

- ¿A qué te referís?

- Estas cosas no las pensás desde hace unas semanas, siempre estuvo muy presente en tu vida esta otra búsqueda más allá de lo racional.


- Si. Lo que pasa es que a veces uno vive tan lleno de ocupaciones que no te podés detener a darle a las cosas el tiempo que realmente se merecen. Pero sí creo mucho en el poder de la intuición y en que cuando uno logra dejarse llevar por caminos que tienen corazón -como dice Don Juan- las cosas se van abriendo de manera muy natural, te vas encontrando con gente en lugares precisos y en momentos que uno llama locos. ¿Cómo puede ser que me encuentre con vos acá o cómo puede ser que tal día pase tal cosa? Ese tipo de situaciones suceden cuando una persona puede moverse de lo racional y empujar más allá de los límites de su propia existencia. Y empieza cuando una persona se anima a moverse llevado por sensaciones que no tienen que ver con la especulación, con el dinero o con querer sacar provecho. Lo que nos tiene atados como seres humanos y como sociedad en este mundo que construimos es el capital. En muchos aspectos eso nos termina trabando y limitando en todo sentido. Por ejemplo, en estos días estuve recibiendo amigos y les pido que me canten. En este momento tengo el oído totalmente abombado y tapado, escucho muy raro. No sé por qué. Aún cuando alguien me canta escucho raro, porque al estar todo tan congestionado pierdo frecuencias de graves, los armónicos... Ahora mismo, cuando hablo, me retumba todo extraño, tengo zumbidos en el oído. Son cosas que se van a ir aflojando y que de hecho, a medida que van pasando los días, voy sintiendo cómo el golpe se va desinflamando, de repente siento alguna burbujita o alguna vibración nueva. Confío en que lo pueda terminar de descomprimir simplemente con reposo y con las canciones que me cantan los amigos queridos. Por ejemplo, el domingo se enteró una amigo muy querido, Julian Minckas, que vive acá a una cuadra. Lo leyó en facebook y vino corriendo a tocarme el timbre. Hicimos una comida y después le dije: '¿Me cantás unas canciones?' Me acosté y se puso a cantar. Él tiene un disco muy lindo, el primer disco de su banda, Puerto infinito, y le pedí que me cante esos temas que son todos bastante rockeros, pero le propuse que los haga mucho más suave. Y él empezó a conectarse con eso y se fue copando. Para mi los temas son hermosos. Y en un momento me dice: 'Uy, te vine a ayudar y al final me terminaste ayudando vos a mí'. Y no es que yo lo haya ayudado, lo que pasó es que cuando uno se entrega a sanar a otra persona, con la humildad que eso implica, se permite sanarse a uno mismo. No hay forma de sanarse si uno no se entrega a darle algo a otro, entonces eso te hace unir las ideas en esta sociedad tan egoista y tan individualista. Por eso estamos tan enfermos. Vivimos bajo la creencia de que podemos salvarnos individualmente, pero es una ilusión. No hay forma de llegar a una felicidad si no es en comunidad, en comunión. No hay forma. Sin embargo, las personas compramos ese cuento a un nivel inconsciente y todos estamos atravesados por la vanidad, por la búsqueda del éxito, de la fama, de la estabilidad económica, todos los músicos o artistas -salvo excepciones que contamos con la mano- pasamos mucho tiempo dándole cuerda al proyecto personal, nos preocupamos porque venga gente, que la gente escuche nuestro disco,y paradójicamente lo que hacemos es agregar más publicidad... como si no tuvieramos bastante con lo que hay en la radio, en la tele, en las autopistas... El mundo es publicidad, publicidad, publicidad. ¿Y nosotros que hacemos? Agregamos más publicidad y así nunca vamos a destrabar la angustia existencial. Si todos estamos haciendo publicidad de lo que hacemos.... mañana toco, mañana toco, vení a verme, vení a verme, grabé este disco, hice esto, hice lo otro ¿entendés? Entonces, una de las cosas que estuve pensando es que hay que destrabar ese mecanismo con acciones concretas.

- ¿Cómo sería? 

-... (risas)


- Porque cuando dijiste acciones concretas pensé en 'comunidad', acciones concretas colectivas. ¿Te referías a eso o a las acciones individuales?

- A acciones individuales que apelen al encuentro con el otro, a la búsqueda de una bienestar común o simplemente a dar algo por el simple hecho de darlo. En este caso yo lo necesito: vengan a cantarme porque necesito escuchar música y me hace muy bien escuchar una canción cantada con la intención de acariciarme el alma. Es el poder más antiguo que tiene la música, sale desde un sentimiento genuino. Imaginate todo lo embarrado que está un artista que se sube a un escenario después de haber hecho eventos en facebook, de repartir volantes, de pensar si lo van a ver o no, de cuántas entradas va a vender. ¿Qué carajo tiene que ver eso con la función de la música? La función es unir a la gente, no tiene otra función, no está hecha para hacerse una artista famoso. Esa fue la forma en que el sistema agarró... O sea, cuando aparecieron los Beatles, Jimmy Hendrix y todo eso aparecieron las revistas, el ícono del rockero, la estrella de rock...

- La juventud que consume...

- Y ahí ya está, el sistema otra vez agarró lo que era una posibilidad de cambio.

- Si. ¿Y esto también lo empezaste a pensar ahora?

- No, yo estas cosas las pienso desde que soy muy chico. Lo que me pasa ahora es que al recibir una violencia sobre mi cuerpo, eso me está haciendo expulsar las cosas que pienso. Siempre va a haber alguien que te va a decir algo o que te va a señalar con el dedo. Esa es la forma que tienen el sistema de golpear y de no permitir que la cosa circule... El otro día escribí eso en facebook desde la ingenuidad total [NdB: se refiere a una carta donde contaba el accidente y compartía algunas reflexiones]. No desde la ingenuidad, necesitaba... Hacía varios días que me preguntaban qué me había pasado y dije: 'Tengo que hablarle a mis amigos, voy a publicar algo en facebook así se quedan todos tranquilos'. Y tuvo una repercusión que... me escribió bastante gente diciendo que les tocó lo que yo había escrito. Y la verdad, guau, mirá lo que pasó por el simple hecho de no reprimirme lo que pienso y por la necesidad de comunicar, y no de querer generar un efecto publicitario, la fecha del viernes... No, pum, comunicación directa. Y también la violencia siempre conmueve, es fuerte...no sé.

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- ¿Qué fue lo que te pasó la noche esa?

- Venía de ver a Paul Mc Cartney, un amigo me trajo en auto hasta Almagro, yo le dije que me deje en Rivadavia y Medrano que me iba a tomar el 71 para venir a mi casa en Villa Urquiza. Yo viví toda mi vida en Almagro, caminé esas calles infinidad de veces de noche, de madrugada, en cualquier horario y no pasó nada. Sí me han intentado afanar en varias oportunidades, pero nunca tuve una situación tan violenta como la que me pasó. Ahora que lo pienso, nunca me habían afanado efectivamente, las veces que me crucé con pibes que me venían a robar por alguna extraña razón nunca me terminaban robando (risas). Creo que la razón no era extraña, simplemente no tenía nada para darles (carcajada). Y en esta oportunidad sí. Tenía la billetera con plata, un celular último modelo que me regalaron mis viejos este año y bueno... Lo que pasó es que llegué a la parada de colectivo, me doy vuelta y me doy cuenta de que cuatro pibes me habían estado siguiendo. Se me acercan, uno de los pibes se va para atrás y los otros tres se me ponen adelante, me muestran los... había uno que tenía un fierro, otro saca un cuchillo enorme y me lo pone muy cerca de la panza. Me piden que les de las cosas, rápidamente saco la billetera y les dije: 'Quédense tranquilos que les voy a dar todo'. Estoy metiendo la mano para sacar el celular y ya no recuerdo más nada. O sea, ese fue el último recuerdo que tuve.


- ¿Qué hora era?

- Mirá, yo a las 2:30 estaba en la parada del bondi y la entrada al Durand figura a las 6.00. Yo siento que la ambulancia no tardó más de media hora entre que me despertó el pibe y llegó. Entre las 2:30 y las 5:30 no sé qué pasó, no sé si estuve tirado o me evaporé y fui a visitar a mis amigos en sueños (risas). Pero no sé. Tampoco sé de qué manera me pegaron.

- Todo lo que decís está buenísimo, pero el día que tengas que hacer un concierto ¿qué es lo que va a cambiar? ¿el  modo en que vas a publicar la fecha en redes sociales, vas a estar menos ansioso o preocupado por si viene gente?

- No. Lo que cambió en mi no tiene que ver con eso, tiene que ver con darme cuenta de que tengo una misión en esta vida y tengo que hacerme cargo de eso. Siento una necesidad de estar lúcido como para ser el mejor artista que pueda ser y hacer las cosas con toda la conciencia que pueda. A la vez, que lo que yo produzca como artista le produzca algo a la gente que lo escucha. Para eso no importa la difusión, importa la forma en que yo me quiero tomar mi trabajo. Siento que todos deberíamos entender que el arte es una herramienta de transformación, de toma de conciencia de lo que construimos como seres humanos, tomar conciencia de  que estamos atados a un sistema que nosotros mismos contribuimos a que se siga desarrollando. Ok, están las multinacionales, están los poderosos, pero nosotros podemos tomar parte activa para que esto deje de ser así. Como artistas tenemos una responsabilidad muy grande que tiene que ver con desactivar estos mecanismos que nos tienen viviendo como esclavos de nosotros mismos y no nos deja conectarnos con las personas, que limitan los actos de amor, nos vuelve egoistas, vanidosos. Y eso nos aleja de nosotros mismos y de los demás. Y lo que cambia en mí es entender que estamos vivos acá. Y otra cosa que pensé que ahora me está viniendo: hay que dejar de pelear contra las cosas. Quiero decir, dejar de... (duda) pelear, porque cuando vos encontrás un enemigo y empazás a pelear, se vuelve más grande, lo inflás, se vuelve más poderoso. Entonces, hay concentrar las energías en construir algo que sea como uno quiere.
- Re fácil, jaa.

- Me parece que sí (carcajada).

- Hay una parte de la sociedad que no quiere construir de la manera en que queremos nosotros. Esa es la dificultad, porque si fuera cierto que todos queremos ir hacia el mismo lugar, no deberíamos tardar mucho en encontrar cinco puntos en los que ponernos de acuerdo y hacerlo.

- Si, pero lo primero que tenemos que hacer es... Me parece que hay mucha gente que ni siquiera sabe por qué hace las cosas. Me parece que tenemos que tomar conciencia y preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos.

- Es lo más dificil. Hace unas semanas tuve una conversación muy profunda con un amigo y le terminé preguntando: '¿Vos nunca te preguntás qué sentido tiene lo que hacés?' Es lo que vos decís. Y me dijo: 'No, yo prefiero no preguntarme eso'.

- Y bueno, eso es lo que pasa, que nadie quiere enfrentarse con la vida que está llevando, prefieren seguir ocultando y mirar para otro lado. Y eso es lo que hacemos constantemente: mirar para otro lado. El sistema nos lleva a eso. Cuando te encontrás con una persona no mirás a los ojos, mirás para otro lado; cuando ves un tipo que se está muriendo de hambre en la calle, mirás para otro lado; cuando ves un pibe desangrándose en el piso, que puede estar tres horas ahí sin que lo levante nadie, mirás para otro lado. Todo el tiempo estamos mirando para otro lado, porque no podemos mirar hacia adentro, hacia nosotros mismos; no podemos mirar dónde estamos parados ni qué estamos haciendo con nuestra vida, entonces seguimos siendo rebaño, seguimos siendo esclavos del sistema porque no tomamos las riendas de nuestras propias vidas.

- ¿Y pensaste en los pibes?

- ¿Quiénes son los pibes?

- Los que te la dieron, los que te surtieron.

- See (risas).

- ¿Pensaste en ellos?

- Si.

- ¿Y qué onda?

- Creo que hicieron un gran trabajo, porque me dieron justo en los puntos que yo necesitaba como para acomodarme las tuercas, pegarme un buen susto y no matarme. Así que les agradezco (risas).

- ...

- Yo lo creo.

- Ya sé que lo decís en serio.

- Me lo imagino así. Porque si no ¿sábes qué? La primeras veces obviamente estaba en el hospital y preguntaba por qué a mi. El pelotudo y católico por qué a mi, si yo soy una buena persona, no jodo a nadie, no acumulo dinero, laburo para hacer las cosas bien, soy honesto. ¿Por qué a mi? Y eso no existe, no hay premio y no hay castigo ¿entendés? El aplauso, que es un premio, es tan ilusorio como el castigo. Es una situación que te toca vivir, entonces ¿qué hacés con eso? Bueno, me lo voy a imaginar de esta manera, porque si no... Un sentido hay que darle a las cosas, entonces me lo quiero imaginar así, ya que estoy acá, estoy vivo, estoy charlando con vos. Los pibes esos qué culpa... Me decían: 'Son unos hijos de puta, hay que hacer la denuncia, cómo puede ser que sean tan hijos de puta...'. Hijos de puta son los soretes que están arriba que tienen toda la guita del mundo y nos hacen sufrir a todos. O sea, hijos de puta hay por todos lados. Pibes que nacen en la villa y están acostumbrados a recibir palos y palos y palos, salen y te pegan un palo. ¿Qué bronca puedo tener yo con ese pibe? Ninguna. Te lo digo de corazón, no siento rencor, para nada.

Me imaginaba que me ibas a decir eso.

- Si es como me dijeron en el hospital -y ahora me lo dijo un amigo- que esa zona está liberada y la policía permite que se venda merca y que los pibes afanen, en todo caso tengo bronca con la policía, porque permite que ese tipo de cosas pasen. ¿Lo que a mí me toca qué es? Yo lo siento como una ola de violencia, es como estar en la playa y de repente se levantó un tsunami y te llevó puesto. ¿Qué le vas a hacer? ¿Por qué hay tsunamis? Porque hacen exploraciones atómicas en el medio del océano. ¿Por qué viene cuatro pibes y te cagan a trompadas? Varias personas me escribieron dicendo que nadie se merece eso, nadie merece ese nivel de violencia, y yo no estoy hablando... ¿Y el Martín Fierro quién se lo merece? Quiero decir, estamos acostumbrados a medir todo en términos de premios y castigos.

- Claro, vos nacés en un barrio pobre, rodeado de policías que salen a la caza de los pibes. ¿Esos pibes se lo merecen? No.

- Pero ojo, porque después vamos a buscar los premios. O te va bien en un show y vos te lo merecés. ¡No, tampoco! No tiene que ver con eso. Esa es una lógica del mérito. El que interpretó eso, interpretó que yo me sentía culpable y yo no estaba hablando de eso cuando dije que me merecía que me caguen a trompadas. Lo que digo es que me hago digno de lo que me toca. ¿Por qué necesitás opinar al respecto? Porque necesitás separarte y tener tu opinión que es distinta a la mía y así te diferencias de mí.

- Y te quedás tranquilo.

- Te quedás tranquilo de que esos son unos hijos de puta y nadie se merece a los hijos de puta (hace un largo suspiro).

-  Da la impresión de que vos nunca fuiste así.

- ¿En qué?

- En que cuando yo te preguntaba por los pibes, estaba seguro de que no me ibas a decir que eran unos hijos de puta o que querías que estén en cana.

- ¿Qué se arregla con eso Maxi?

- Ya sé que no se arregla nada, a lo que voy es a que no hizo falta que te suceda esto para que vos pienses así. No te hizo el click ahora.

- No, el click pasa más por una situación de sentir que tengo que comunicar lo que siento y no guardármelo por miedo a lo que digan los demás.

- ¿Antes te pasaba eso? ¿Tenías miedo que te digan hippie de mierda?

- Sí. Hippie o lo que sea. Siempre hay alguien que no vas a ... no importa. Las cosas no se hacen para agradar a nadie, es una necesidad. Yo para sentirme bien necesito sanarme. Y para sanarme tengo que poder sanar a otro. Entonces, si hay alguien que es artista y no sabe para qué carajo hace lo que hace, por lo menos ayudarlo a que se pregunte la razón, por qué está grabando un disco,  por qué está haciendo canciones, que se fije si sus letras dicen algo, si lo hace para levantarse minitas o porque siente que si esas canciones no salen a la luz el mundo va a ser una mierda. No podemos seguir viviendo un vida de inercia.


- Por eso tiene sentido seguir haciendo canciones ¿no? Recuerdo que Dylan hace unos años dijo que si él dejaba de hacer canciones no pasaba nada, porque con todas las canciones que existen en el mundo ya alcanzaba. Quizás es cierto, pero también es cierto que está bueno seguir aportando canciones si uno siente la necesidad.

- Está bueno seguir conectándose con la dimensión ancestral que tiene la música, con la dimensión curativa. Es importante tener eso presente. Hay que eliminar la vanidad de la cuestión artística, cosa que está muy metida, se ve muy claramente. Y hay que cantar para sanar, para transmitir, porque es una vía de comuncación de los seres humanos, la música nos conecta, nos une y esa tiene que ser la razón por la que hacemos música: para tener el corazón latiendo. Los que cantan tienen que tener eso bien presente.

- ¿Lo charlaste esto con gente que vino en estos días?

- (risas) No. No así. Son cosas que me dan vueltas en la cabeza y ahora sale solo. Pero sí lo charlo con los chamanes con los que hago las ceremonias, ahí exploro esa dimensión de la música que es medicinal, que es mucho más poderosa de lo que creemos. Yo lo he sentido escuchando en vivo a Caetano Veloso cantar Cucurrucucú paloma y largarme a llorar y decir: 'Esto traspasa el universo'. O viendo a Gismonti tocar.. ¿Por qué no nos exigimos al punto de por lo menos dar algo? Cualquier persona puede dar algo, no es necesario ser Spinetta. Los amigos que estuvieron pasando por mi casa estos días me cantaron unas canciones para que pueda estar en contacto con la música, cantaron de una forma bellísima y a mi eso me hace pensar la multiplicidad y la diversidad de músicos y genios que hay. Estás cantando a un pibe que necesita escuchar tu voz, tu corazón. Listo, esa es una razón para hacer música.

- Habría que hacer más de eso.

- Cantar por cantar como hace Sofia Viola que va a cualquier pueblo a cantarle a cualquier persona. Se enteró que yo estaba mal y enseguida vino a mi casa y trajo la guitarra. Está  lleno de gente así. Entonces, cuando veo un flyer por internet... nosotros, que somos artistas independientes, no podemos seguir repitiendo eso, haciéndonos los modelos, copiando lo que aprendimos y sin darnos cuenta. ¡Seamos más creativos! ¿Qué es que nos vaya bien? Si el mundo es un desastre. ¿A dónde querés llegar?

- ¿Te querés salvar solo?

- Claaaro.


- ¿Qué te puedo cantar? 


- Cantate El amor.

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