Último programa: Entrevista con Candelaria Zamar + Bienal de Performance + una experiencia personal en la Casa Rosada + Roque Narvaja




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Programa N° 498. Empezamos hablando de la Primera Bienal de Performnce que se hace en Argentina y de la presencia (entre muchas personalidades y artistas de renombre que llegaron de afuera) de Marina Abramovic, quién además de hacer un workshop brindó una serie de charlas en las que respondió preguntas dejando ver su mirada del arte, del mundo, del cuerpo y de la vida. De una de esas charlas, extrajimos fragmentos que pasamos al aire y que se pueden escuchar en el primer tramo del programa. 

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Siguiendo con la Bienal de Performance, el pasado 1° de mayo fue un día distinto para nosotros. Lo pasamos en la Casa Rosada gracias a la obra de Martín Sastre Eva: Volveré y seré performer, una propuesta que consistió en abrir las puertas de Balcarce 50 para que 300 personas puedieran ser partícipes de una acción artística que transcurriría en el balcón donde Evita dió su último discurso, otro 1° de mayo pero de 1952. 

Ingresamos a la Rosada a las 15:30 junto a un grupo de diez personas. Pasamos nuestras pertenencias por el detector de metales y aguardamos sentados en el Patio de las Palmeras. Sabíamos poco de lo que nos esperaba pero a esa altura entendimos que nuestros cuerpos estaban involucrados y que teníamos un minuto disponible para salir al balcón y decir o hacer lo que quisiésemos. Dato no menor: estaban registrando todo y una grúa hacía primeros planos de cada persona que salía a encontrarse con la Plaza. 

El cuerpo (no sólo la cabeza) acusa recibo cuando se encuentra frente a una situación extraordinaria y en ese momento ya estábamos temblando sin saber muy bien porqué. Después de unos minutos subimos hacia el primer piso, pasamos por el salón Eva Perón y de refilón llegué a reconocer el ¿original? Retrato de Juan Domingo Perón y Eva Duarte, el cuadro de Numa Ayrinhac. Hicimos unos pasos más y nos encontramos frente a un gran espejo; al lado una puerta blanca, enorme, hermosa y cerrada. Solo se abría para dejarte pasar (de a uno por vez) y vivir la experiencia. 

Detrás de esa puerta estaba el salón de reuniones y el balcón. Ya habíamos visto a otros saliendo y saludando como lo hacía Perón, o dando un discurso en francés, o tapándose la cara con las dos manos, o simulando ser Perón y Evita de cara a la multitud. Paralizados como estábamos, de tener decidido no salir a efectivamente asomar el hocico pasaron 30 segundos.

Ingresamos a la sala. A nuestra izquierda había una gran mesa de reuniones y varias personas con cámaras, a la derecha el balcón. Desde allí se alcanzaba a ver el reloj del Cabildo y algunas banderas rojas de izquierda que empezaban a llegar a la plaza para celebrar el Día del trabajador. Como es una performance, estaba todo dispuesto para pasar por la sensación de sentirse Evita por un minuto, cosa imposible si las hay. Había una tarima, tres micrófonos antiguos de pie, una bandera argentina colgada y  a cada lado un parlante por el que salía ese último discurso de Eva, una Eva ya frágil pero encendida que espetaba:

"Nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bosta oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora; porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que, vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras y entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus conciencias."

Era el momento de usar nuestro minuto. Paralizados como estábamos, merodeamos el balcón y dijimos: "No, gracias. Con esto alcanza". Dimos media vuelta y amagamos a irnos. Justo antes de salir se nos acerca un fotógrafo y nos dice: "¿Cómo se van a ir? No se lo pierdan. Salgan y yo les saco la foto". Quedamos dubitativos. "¡Vayan!", repitió afectuoso. Y fuimos los dos, con miedo, casi temblando, en una situación en la que  nunca pensamos estar. Nuestros cuerpos fueron atravesado por un rayo y en el fondo, como el cuerpo tiene memoria (histórica) lo que nos atravesaba era un fogonazo de historia, era la voz de Evita que seguía saliendo por los parlantes de la historia con una fuerza inaudita y diciendo: "Mis queridos descamisados, otra vez aquí..." 

Y sí, nosotros que no somos descamisados pero llevamos a los humildes en el corazón, estábamos allí pero del otro lado. Nuestra experiencia con la plaza es habitual y nuestro punto de vista, en ese instante, no era el del que llena la plaza como tantas veces durante tantos años, sino el del que le habla a esa plaza desde ese lugar donde hoy (o ese 1° de mayo) estaban pisando nuestros pies. 

Miramos hacia afuera, solo miramos. Nos abrazamos pero ya no sabíamos qué estábamos haciendo. Llegué a distinguir en la calle a un pibe con una pierna amputada que había dejado su silla de ruedas y que estaba tirado en el suelo haciendo gimnasia y mirandonos salir al balcón. Una pierna para arriba, el culo contra el piso y su mirada (jocosa) hacia nosotros. Eso me trajo a la tierra.

Cuando salimos caminamos una hora por esa Buenos Aires algo fantasmagórica y vacía (así se vuelve cuando es feriado y no hay nadie en la calle) pensando que lo interesante de todo esto es que esa experiencia estuvo mediada por la performance. Estaba todo dispuesto para que pasara algo pero lo que pasa es tan interno que se escapa de lo que a priori uno puede pensar que va a suceder. No siempre un mismo estímulo desata la consecuancia pensada. Intervino el arte, lo performático, formás parte de una acción poética / artística / corporal que es extraordinaria. A tal punto lo es que pocas veces vivimos algo tan poderoso. Y difícil de explicar.




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Más adelante nos visitó la compositora cordobesa Candelaria Zamar. Ella está recién instalada en Buenos Aires y el próximo sábado estará cantando canciones de Un vaso de agua, un disco extraño y experimental con muy buenas canciones que editó en 2014. 

Los elementos que dan vida y color al disco no son lo comunes. Hay teclados, fx, programaciones y una voz bien personal que, pasados por el tamiz de lo lúdico y lo experimental, encarnan una música distinta. Es un disco confeccionado por alguien que trae en su historia la formación académica y la cultura pop. De todo eso y más hablamos con ella.

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Hacia el final del programa, una reivindicación de Roque Narvaja a partir de cómo es abordada su figura en la película/documental El Trovador siempre vuelve, de Roque Catania. Todo eso lo pueden escuchar a continuación 

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Lista de canciones:

- God only knows - Fer Isella
- La magia del mal - El Gnomo
- Creciendo en espiral - Kubero Díaz & La Pesada
- Luz de día - Lucio Mantel
- Paralaje - Candelaria Zamar
- Si mi - Candelaria Zamar
- AEIOU - Candelaria Zamar
- Aparecer - Candelaria Zamar
- Post espanto - Candelaria Zamar
- Suicidas Melodías - El Gnomo & Sofía Viola
- Balada para Luis - Roque Narvaja
- Revolución mi amor - Roque Narvaja
- Corazón de bombisto - Jorge Fandermole

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