Florencia Ruiz + Leo Sujatovich en un programa para descargar


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Leo Sujatovich es músico. Su relación con los sonidos se dio naturalmente a través de su madre profesora de música. De chico estudió piano con Violeta de Gainza y en su casa conoció a Claudio Gabis, un guitarrista importante del rock y blues, ex integrante de Manal, que además estaba relacionado con la pedagogía musical y participaba de un grupo de maestros que había formado De Gainza. Con él empezó a tomar clases de guitarra y blues. "Pasó a ser, te diría, mi padrino de la música. Gracias a Claudio conocí los estudios de grabación y vi grabaciones de Sui Generis, de Claudio Gabis y La Pesada. El abordaje al rock fue a través de él", recuerda.

Fue Gabis también el que le pasó el número de teléfono de Nito Mestre.  Recién acababa su experiencia junto a Charly García en Sui Géneris, y el cálculo que hizo Leo fue: "Este tipo, ahora que se separó, va a precisar un pianista (risas)". Entonces lo llamó y a sus 15 años se incorporó fugazmente a Los desconocidos de siempre. "Cuando el proyecto fue consolidándose vino un manager y dijo: 'Menores no'. Entones yo quedo afuera. Pero quedó adentro una canción que habíamos hecho con Nito que se llama Los días de marzo".

Un tiempo después llegó un participación en Tantor, una banda de música instrumental que integraban Machi, Héctor Starc y Rodolfo García, y posteriormente una de las etapas más importantes de su vida musical: Jade. En verdad, la sola mención de Leo Sujatovich lleva a la figura de Luis A. Spinetta. Su participación y lucimiento como tecladista de Spinetta Jade en dos discos fundamentales como Los niños que escriben en el cielo y Bajo Belgrano, parece haber dejado una marca que impide asociarlo a otra cosa. Para él también fue un gran acontecimiento.

Una anécdota: "Un día yo había llegado a la sala de ensayo y me puse a tocar el piano. Luis llegó y me dijo: '¿Che, que es eso que estás tocando?' 'Una cosa, un tema que estoy componiendo', le respondí. Y agarró y sacó un grabadorcito a cassette y se puso a grabar. Cuando terminé me dijo: 'Por ahí le pongo una letra'. 'Me muero boludo si le ponés una letra, estás loco'. Y a las dos semanas vino con la letra de Vida siempre. Me preguntaba si me gustaba", recuerda.

Actualmente, entre composiciones de música para películas y trabajos para publicidad, se encuentra realizando conciertos en formato Solo Piano. Paralelamente, su rol de productor lo llevó a ser la mano detrás de Boleros por los chicos, un disco en el que músicos argentinos como Spinetta, Páez, Calamaro, Sandra Mihanovich, Marcos Mundstock o Ligia Piro interpretan boleros de grandes compositores; una movida en la que comprando el disco ayudamos a chicos en situación de vulnerabilidad que se encuentran en la Casa de la Cultura de la Calle. Justamente allí aparece una de las últimas grabaciones de estudio de L.A.S. A raíz de este proyecto fue que Fito Páez se entusiasmó y lo convocó para producir Canciones para aliens.

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En el programa pueden escuchar su historia contada en sus propias palabras. Es una historia rica y algo desconocida que Leo recuerda con gracia y con mucha precisión, una historia que ha revelado en cuentagotas, la de un músico extraordinario que ha sido protagonista de hechos artísticos muy importantes para la música popular argentina pero que parece haber querido mantenerse al margen de las grandes luces.  Estuvo en lugares clave y no hace roncha con eso.  En el programa, o sea ACÁ, van algunos momentos de la charla.

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Anécdota extra:

"Luis venía a mi casa con la guitarrita y me decía: 'Tengo esta canción que empecé a hacer pero me gustaría que le busques un poco mejor los acordes porque yo soy de madera'. El estaba loco. Posta, te juro que él pensaba que era de madera. 'Mirá lo que son estos dedos mochos que no puedo ni mover', me decía. Y yo por dentro pensaba: 'Este es Spinetta'. Nunca pude zafar de esa cosa de decir 'Estoy con Spinetta'. Te juro, del primer al último día. 'Este que está acá, a dos metros, es Spinetta (risas)".

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No son pocos los lujos que nos damos. Como si lo de Leo no alcanzara tuvimos el placer de charlar una vez más con la que para nosotros hace las canciones más lindas, más mejores y más importantes del momento (y desde hace años): Florencia Ruiz. Hace algo más de un mes estuvo de gira por Japón, una experiencia que la llevó por 22 ciudades de un país con hábitos y normas culturales distintas a las nuestras pero donde su música parece funcionar perfectamente. 

Para esa gira elaboró una carta de presentación que es ni más ni menos que un disco en el que plantea un recorrido posible por sus composiciones desde 1999 hasta hoy, una manera de pensarse a sí misma justo ahora que acaba de cumplir 15 años con la música grabada. El disco se llama MA y cuenta con 15 canciones para las que escribió un breve texto que las acompaña: una canción, un texto para la ocasión. "Se llama MA por amor y respeto a la cultura japonesa y porque este concepto se acerca al silencio que con cada canción encontré. MA en japones significa silencio pero es el silencio que precede a una palabra o a un sonido".

Este nuevo disco (porque Flor lo entiende como nuevo disco) incluye también dos composiciones inéditas, una de ellas Música, la única canción suya en la que aparece la palabra amor

La entrevista es en el tono que Flor propone, el tono de sus canciones, y eso es una buena señal. Fuimos escuchando las canciones y fuimos hablando de sus sonidos, los momentos en que fueron compuestas, su vida antes y después y mucho más. 

Pueden descargar el programa y escucharla ACÁ

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