La Perla Irregular + Las perlas de los 60s + entrevista a María Claudia Lamacchia x Otro Cantar + Imágenes Paganas x Oscar Cuervo. El programa para descargar
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Programa N° 397. Arrancamos
charlando con Pablo Vidal de La Perla Irregular sobre el concierto de presentación
de América hace 15 días en el Teatro del Viejo Mercado. Es que además de su
viaje musical, uno de los más interesantes de la actualidad, nos impresionó para bien su manera de pensar lo escénico y el modo en que su cuerpo acompaña la propuesta
sonora. Y claro: “El rock es música pero es imagen. Si ves a los Rolling Stones
te das cuenta. Un show de rock tiene ese costado que excede lo musical pero a
su vez lo complementa”, nos dijo Pablo, antes de incursionar en su espacio de las Perlas de los 60s.
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Este capítulo fue atípico pues estuvo dedicado a una perla directamente desconocida. Se
trata de un músico e intérprete llamado Heinz, nacido en Alemania pero inglés
por adopción, que asomó su cabeza de la mano del grupo The
Tronados. Allí fue visto y escuchado por Joe Meek, un productor incipiente que
convenció a Heinz para hacerse solista y lo usó como el disfraz mediante el
cual expresarse como productor.
La estética de Meek fue tan
destacada e innovadora como la de Phil Spector. En piezas musicales de 2 o 3
minutos planteó una serie de mini revoluciones que al día de hoy siguen pasando
desapercibidas. ¿Por ejemplo? Fue uno de los primeros en grabar un bajo de
línea y samplear patrones de baterías o de cuerdas. ¿Más? Es considerado el
padre del ambient, muestra de ello es I hear a new world, su disco de música
instrumental.
En 1967 Joe Meek mata a su
esposa, la descuartiza y se suicida. Eso no forma parte de sus innovaciones pero así termina. Para más información escuchen la columna y la música de Heinz
producida por Meek.
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Nos visitó María Claudia Lammacchia, autora de Otro Cantar – La Música Independiente en Argentina, libro indispensable para conocer y entender la historia de la música autogestionada en nuestro país. Desde 2007 María Claudia trabaja como responsable del área de prensa y comunicación de la Unión de Músicos Independientes (UMI), agrupación que tanto ha hecho y sigue haciendo por los derechos de los músicos.
Una de las primeras cosas a
pensar fue de qué hablamos cuando hablamos de música independiente. La
independencia es un concepto que, de
acuerdo al contexto social y político, ha ido mutando y por lo tanto se fue
repensando. “La idea de independencia está ligada a la idea de libertad
artística, de autonomía”, nos explicó María Claudia.
Las experiencias ligadas a la
independencia en la música argentina previas a los 2000 no fueron tantas pero sí
edificantes. Quizás la primera sea la que llevó adelante la familia Vitale con
MIA (Músicos Independientes Asociados). Donvi Vitale y Esther Soto, los padres
de Lito y Liliana, encontraron en 1976 la manera de desarrollar un sistema que
hizo escuela respecto de cómo manejarse y lograr tener un total control sobre
todas las etapas de producción de un disco o de la organización de un concierto,
priorizando siempre la total libertad creativa sin imposiciones de ningún tipo.
“MIA era un cooperativa
pedagógica musical formada por dúos, tríos y cuartetos. Hacían música
progresiva (…) Ligaron la independencia a la autogestión (...) Fueron los
primeros que se empezaron a ocupar de las tareas extra- musicales: los armados
del arte de tapa, dónde se iba a tocar y la relación con la prensa; todo eso
surgió con la familia Vitale”, siguió María Claudia.
Otra experiencia formativa fue la
de Melopea, el sello que fundó Litto Nebbia y que al día de hoy sigue editando
discos propios y ajenos, poniendo un especial énfasis en la propuesta estética
por sobre lo estrictamente económico. En la charla –y en el libro- se mencionan
otras dos experiencias muy importantes: la del pionero sello Mandioca en la
década del 60 y la de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Todas ellas tienen un rasgo en
común: fueron posibles porque antes que nada existió una mirada crítica
respecto de la situación de la industria y del funcionamiento del mercado,
sumado a la necesidad de mostrar lo que tenían entre manos, o sea su música. Eso
se tradujo en una práctica profundamente política que la UMI, desde su
nacimiento en septiembre de 2001, parece haber aprendido a la perfección, fruto
de las charlas con Donvi y Esther y, por supuesto, del propio contexto en que
nacen: una Argentina fragmentada, comenzando a atravesar su crisis más profunda
y necesitada de experiencias colectivas.
Esa conciencia política trajo
aparejadas preguntas que ayudaron a la construcción de una identidad (¿quiénes
somos? ¿cuáles son nuestros derechos como músicos?) y a entender que era
necesario un nuevo modo de vincularse con el Estado para discutir la relación
del Gobierno de la Ciudad con la música producida de manera independiente, o
proponer una Ley del Disco, o incluir dentro de la Ley de Medios un artículo
donde se explicita un porcentaje mínimo de difusión de música nacional e
independiente (art 65).
“No hay que tenerle miedo a la
política, hay que enterarse de lo que pasa y hay que tener en claro que una de
las formas de cambiar las cosas que no nos gustan dentro de este sistema es a
través de la política y a través de las leyes. Si en este momento la idea de
jugarse para hacer una ley significa que tengamos que tocar en un acto político
como tocamos el otro día apoyando la Ley de Medios, para mí es re contra válido
y le pongo el cuerpo porque no es solamente para El Otro Yo, es para todos los
músicos, va más allá de nosotros”, dijo Cristian Aldana en 2009 al diario
Miradas al Sur (e incluyó María Claudia en Otro Cantar).
Respecto de esto, un hecho
puntual que está incluido en el libro y es digno de mencionar. En 2006 el
presidente Néstor Kirchner, a través del decreto 520/2005, reglamenta la
ley N° 14.597 “Ley del ejecutante
musical”, que se aprobó en… 1958 pero fue puesta en autos recién en ese 2006 a
pedido del Sindicato Argentino de Músicos (SADEM) ante la necesidad de una
norma que regulara la actividad musical. Entre otras cosas, esa ley habilitaba
a tomar un “examen de idoneidad” para determinar quiénes estaban capacitados y
quienes no para ejercer como músicos y poder tocar en los lugares.
Acontecimientos como este fueron
haciendo que los músicos entendieran la necesidad de “no tenerle miedo a la
política”, que en términos más prácticos significa sentarse a charlar con el
mismísimo Presidente de la Nación para que derogue ese decreto (cosa que
sucedió) o reunirse con diputados, senadores, legisladores o secretarios de
Cultura para elaborar y presentar proyectos de ley que finalicen, después de
muchas idas y vueltas, en la sanción en 2012 de la Ley de Creación del
Instituto Nacional de la Música, más conocida como la Ley Nacional de la Música.
Uno de los méritos del libro es
que esta historia está contada con lujo de detalles, porque es una
historia que nadie contó. “Notaba que había poco material teórico. Sí había
notas en medios de comunicación. Había, sí, material sobre lo que se denomina
la industria de la música pero acerca del hacer independiente poco se decía”.
Ahora existe y está para leerlo.
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Con Oscar Cuervo nos referimos a Imágenes Paganas, la película de Sergio Cucho Constantino sobre Federico Moura, o sea sobre Virus. Porque la historia de Virus, a pesar de que una vez fallecido Federico la banda siguió haciendo música, es –casi inevitablemente- la historia de Federico Moura.
Constantino fue el director de Buen
día, día, aquel retrato de Miguel Abuelo que tanto nos había gustado. Eso fue lo
que nos llevó al cine con expectativas de encontrarnos con una película tan
interesante como aquella. Pero no fue el caso.
Una de las ideas que Oscar
utilizó como punto de partida fue que Constantino no tiene la misma afinidad
estética con Moura que la que tenía con Miguel Abuelo y que lo que significó
Moura en los 80s está desperdiciado. El resto de la argumentación, la pueden
escuchar en el programa.
Algo más. Uno de los aspectos que
hace de Imágenes paganas una película fallida es la elección de los testimonios.
La historia de Virus está sostenida en imágenes de archivo y en la palabra de
quienes acompañaron a Moura (Julio y Marcelo, sus hermanos, por supuesto). Una
de las menos interesantes es la del bajista Ricardo Serra, una persona que no
ha tomado conciencia de lo profundo de la irrupción de Federico Moura en una
escena machista y dominada por hombres como lo era el rock de la época. Sus
apariciones son muchas y termina por funcionar como uno de los ejes de relato. Serra
decide abandonar la banda en 1984 cuando Virus (Federico Moura) se vuelca a una
sonoridad más pop-romántica y poco interesante para él. Es decir, cuando aflora
la mirada más Moura y se atreve a ir a contramano de las sugerencias de la
compañías discográficas que le decían que ocultara su homosexualidad. No es
reprochable eso pero da la impresión de que Cucho no tenía una idea previa de
lo que quería contar (cosa que sí tenía en Buen día, día) y que por eso uno de
los ejes del relato termina siendo una figura tan poco interesante como su
bajista, que nunca, ni siquiera pasado el tiempo, pudo entender la dimensión
política de Federico.
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El programa para descargar ACÁ
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Lista de temas:
Rondó del bello divorcio – La
Perla Irregular
Gris – The Siniestros
Silencio marginal – Diego Boris
Oro – Jimena López Chaplin
Just like Eddie – Heinz
You were there – Heinz
Don’t worry baby – Heinz
Look for a star – Heinz
Don’t think two ice - Heinz
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