Fragmento de Violeta Gorodischer sobre su novela Los años que vive un gato
A comienzo de años mantuvimos una extensa charla con la escritora Violeta Gorodischer a propósito de la salida de su novela Los años que vive un gato. Esta es una interesante reflexión incluida en uno de los cortes de audio que salieron al aire.
“El libro no tiene una
intencionalidad explicita de reconstruir contexto social sino que aparece
tangencialmente. De todos modos no son azarosas las cosas que aparecen, no es
azar la década del 90. Si me preguntás porqué: porque mi registro de infancia
me lleva automáticamente a esa década y porque yo crecí ahí. Pero también me
parece que pasaron muchas cosas en los 90s y que no se habla de eso; fue tan
fuerte que queda como una bisagra insignificante y en realidad pasaron un montón
de cosas que formatearon a la generación de los que hoy tenemos 30 años. Una de esas
cosas tiene que ver con determinados tabúes de década. Otra con el crecimiento
y la caída de la clase media, con la posibilidad de viajar y el consumo
ilimitado, lo que sucedió con el servicio militar o la represión a adolescentes
en recitales. Algunos conflictos de la novela tienen que ver con el tabú de la
sexualidad, el fantasma de la clase media respecto de la mirada ajena, la
posibilidad de viajar y la caída abrupta de ese crecimiento económico a fines
de los 90. Porque no fue toda igual la década del 90. Todo eso hace a los
conflictos de la novela y aparece plasmado como consecuencia de lo que yo
quería contar, que es básicamente la crisis de la clase media representada a
través de una familia con determinados problemas familiares, económicos o de
sentimientos. Yo pertenezco a la clase media entonces cuando yo te digo que
quiero representar las grietas a través de una familia, no lo hago desde un
lugar destructivo o desde afuera criticando y juzgando con el dedo. Yo formo
parte de eso y al estar adentro puedo ver las miserias mucho más claramente, no
porque sea algo autobiográfico, no es que cuento algo autobiográfico; lo que
pasa es que esas grietas yo las vi, las vivencié en mí, en mis conocidos, en mi
entorno, en mi familia, en amigos de mi familia, en gente del colegio. Son
cosas que yo fui viendo y que están muy automatizadas y hay que alejar un poco
la mirada. El público lector es mayormente de clase media entonces muchos se
sienten identificados con muchas cosas de las cuales no se hacen cargo. Por
ejemplo levantar ahora las banderas del matrimonio igualitario y estar todo el
tiempo haciendo chistes homofóbicos y usando
la palabra puto para todo. Ese tipo de cosas, que muchos me pueden decir que lo
digo por políticamente correcta, yo creo que laceran con el tiempo. El efecto
acumulativo genera algo, hay algo que no está funcionando bien".
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